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Augustissimae Virginis Mariae


Augustissimae Virginis Mariae


Augustissimae Virginis Mariae (en español, De la augusta Virgen María) es la sexagésima quinta encíclica del paoa León XIII. publicada el 12 de septiembre de 1897, en ella recomienda el rezo del rosario y la Cofradía del Santísimo Rosario.

Antecedentes

León XIII dedicó diez encíclicas al santo rosario, exhortando a la práctica de esta devoción mariana. La primera encíclica sobre este tema es Supremi apostolatus, del 1 de septiembre de 1883, el sexto año de su pontificado, en ella establece que se celebre con especial solemnidad la festividad de la Virgen del Santo Rosario, y que durante ese mes de octubre se rece públicamente en las parroquias e iglesias principales. El rezo del rosario en el mes de octubre es motivo de algunas otras encíclicas, y a esa fecha se refiere también en esta, Augustissimae Virginis Mariae, que es la novena dedicada al rosario,

Las alabanzas a la Cofradía del Santísimo Rosario, que se contiene en esta encíclica, tiene su continuación en Diuturni temporis, del 5 de septiembre de 1898, la última encíclica que el papa dedica al Rosario, en ella vuele a ponderar el interés de estas cofradías, y anuncia que está preparando un constitución apostólica[b]​ que recoja los derechos y privilegios de que pueden disfrutar estas cofradías.[1]

Contenido de la encíclica

Así inicia León XIII esta encíclica, mostrando el motivo por el que considera oportuno continuar promoviendo el culto y la devoción a Nuestra Señora; y señala que, haciendo veces de Cristo en la tierra, transmite a los fieles el encargo que Jesús hizo a Juan y la tuvo consigo en casa.[3]​ La cercanía del mes de octubre, le anima a escribir, como en otras ocasiones, esta encíclica con una exhortación al rezo del rosario.

Modernas tendencias a la asociación

El papa hace notar que la tendencia natural del hombre a asociarse con los que coinciden en sus deseos e intereses se presenta con especial fuerza en la época en que escribe; una tendencia que no hay que rechazar, añade, 

En esta situación, el papa contempla con satisfacción cómo también entre los católicos se contempla una mayor atracción hacia las asociaciones piadosas, que se hacen cada día más populares. León XIII destaca entre estas asociaciones la dignidad de la Cofradía del Santísimo Rosario, tanto por su autor, pues se atribuye al mismo santo Domingo, como por los privilegios de que ha sido dotada por los papas.

Importancia de la oración pública

El papa señala otro motivo de alabanza de esta cofradía: con su oración comunitaria quedan unidos a las alabanzas que cantan en el cielo los coros angélicos, lo que hacen esperar que los que se unieron a ellos con el rezo en la tierra, algún día lo harán también en el cielo.

Conclusiones

El papa concluye la encíclica recordando los elogios a la Cofradía del Santísimo Rosario de sus antecesores. Así recuerda que Inocencio VIII la llama devotísima cofradía y Pío V, destaca como la cofradía ha ayudado a que se desvanezcan las herejías y se manifieste la luz de la fe católica; Sixto V se manifestó devotísimo a ella. El papa, movido por el ejemplo de sus antecesores, exhorta a los obispos para que cuiden el fomento de la cofradía, de modo que aumenten los cofrades; como un motivo más de este cuidado de la cofradía se refiere a la hermosísima manifestación de piedad que supone el Rosario que llaman perpetuo[c]​. Termina la encíclica con una bendición especial para esta Cofradía, junto con la habitual bendición apostólica a los obispos, a su clero y a todos sus fieles.

Véase también

  • León XIII
  • Encíclicas de León XIII
  • Rosario
  • Cofradía ddel Santísimo Rosario
  • Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.

Notas

Referencias

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Text submitted to CC-BY-SA license. Source: Augustissimae Virginis Mariae by Wikipedia (Historical)



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