María Amelia de Nápoles y Sicilia (Caserta, 26 de abril de 1782-Surrey, 24 de marzo de 1866) fue princesa del Reino de Nápoles y Sicilia, y posteriormente reina de los franceses como la esposa de Luis Felipe I.
María Amelia era la quinta hija del rey Fernando I de las Dos Sicilias (1751-1825), hijo del rey Carlos III de España, y de la archiduquesa María Carolina de Austria (1752-1814). Era, por vía materna, nieta de los emperadores Francisco I y María Teresa I de Austria, fundadores de la rama dinástica Habsburgo-Lorena, y sobrina de la reina María Antonieta de Francia.
Recibió una educación esmerada y católica; desarrolló un profundo sentimiento religioso que le hizo ganarse en su círculo familiar el apodo de La Santa. En 1798, ante el avance de las tropas napoleónicas, la familia real napolitana se trasladó hasta Palermo. Entre 1800 y 1802, María Amelia y su madre se instalaron con la corte austríaca.
En 1806, la familia tuvo que trasladarse de nuevo para evitar a los ejércitos de Masséna, y durante esta segunda estancia de su padre en la corte en Palermo, conoció al exiliado Luis Felipe, duque de Orleans, hijo mayor del duque Luis Felipe II de Orleans, con el que contrajo matrimonio el 25 de noviembre de 1809, en Palermo, en el Reino de Sicilia, convirtiéndose en duquesa de Orleans.
Fue abuela muy cercana de Carlota de México, a quien trató de persuadir respecto al trono mexicano, advirtiéndole a Carlota que México siempre sería inestable; así como del rey Leopoldo II de Bélgica y de Felipe, conde de Flandes.
En 1814, se estableció en Francia junto a su marido, residiendo en el Palacio Real, en París. En 1815, el retorno de Napoleón, durante los denominados Cien Días, condujo a María Amelia al exilio. Buscó refugio con sus cuatro hijos en Inglaterra, donde pasó dos años en la Casa de los Orleans, en Twickenham. De vuelta a Francia en 1817, su vida en Neuilly hasta 1828 fue el período más feliz de su existencia. Ni entonces ni en cualquier otro momento, tomó parte activa en política; aunque su monarquismo fuerte y sus tradiciones legitimistas impidieron incluirla en el misma creencia de las opiniones liberales de su marido. Su atención fue absorbida por el cuidado y la educación de su numerosa familia, aún después de que la revolución de 1830 la convirtió en reina de los franceses.
Su segundo exilio se produjo en 1848, con el periodo revolucionario que abolió la monarquía. Hasta el final de su vida, vivió en Claremont, donde su caridad y piedad la hicieron admirar por muchos amigos ingleses de la familia Orleans. Falleció en el exilio, en Claremont en Surrey, Inglaterra. Fue enterrada junto a su marido en la iglesia de Weybridge, a petición suya con su vestido de novia. No sería hasta 1876 cuando serían enterrados en la Capilla real de Dreux.
Owlapps.net - since 2012 - Les chouettes applications du hibou