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Semana Santa en Palma de Mallorca


Semana Santa en Palma de Mallorca


La Semana Santa de Palma de Mallorca es una celebración cristiana que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Los actos procesionales en el que participan 33 cofradías se desarrollan del Domingo de Ramos al Domingo de Pascua, excluyendo el Sábado Santo y añadiendo el Viernes de los Dolores.

Los actos más relevantes de esta celebración son las procesiones, la originaria de estas y la más importante de las cuales es la del Santo Cristo de la Sangre. Entre las características de las procesiones mallorquinas está la generalmente participación de todas las cofradías en una misma procesión, la costumbre de repartir confits o peladillas al público que ve la procesión, la costumbre de cantar el credo dentro de la iglesia en el punto final de la procesión y la presencia de imágenes discretas y portadas por cuatro personas, más que grandes pasos llevados por muchos costaleros.[1]

Las procesiones las organiza la Asociación de Cofradías de Semana Santa de Palma. En el siglo XIX la organización de las procesiones recaía en la Junta Provincial de Beneficencia.[cita requerida] Con la aparición de las nuevas cofradías a partir del XX no aparecieron muestras de una mejor organización hasta los años cincuenta, cuando empezó a haber contactos entre las cofradías de la ciudad para organizar nuevas procesiones y establecer criterios comunes. El 1951 se constituyó una junta honoraria y otra ejecutiva para la organización de los actos de Semana Santa, posteriormente llamado Comité de Semana Santa y más tarde renombrada como Asociación de Cofradías de Semana Santa.[2]

Historia

Orígenes

Los orígenes de las procesiones a Palma giran en torno al Santo Cristo de la Sangre y la procesión celebrada el Jueves Santo. En los inicios de esta celebración se encuentra un carácter doble: por un lado el carácter penitente de los participantes, que se disciplinaban con la voluntad de expiar pecados pero también de emular el sufrimiento en la Pasión de Cristo; y por otra la realización de una procesión como obra pía para recoger limosnas en beneficio del Hospital General. En cuanto al elemento penitencial, ya antes del Concilio de Trento se documenta una misa en Jueves Santo por la reconciliación de los penitentes. En cuanto a la vinculación en el Hospital de la Sangre, este hospital se fundó el sigilo, y seguramente la imagen de la Sangre data de mismo xvi; ya en el xv se documenta la Cofradía de la Sangre y la procesión del Jueves, que salía de la Iglesia de la Sangre y recorría la ciudad pasando por todos los conventos de monjas de clausura para que pudieran ver la imagen. Ya entonces es manifiesta la presencia de penitentes que se flagelaban durante el recorrido, con la cabeza cubierta para preservar el anonimato del pecador.[3]

Ya dentro del mismo siglo se incorporó a la procesión un tercer elemento que fue clave por el desarrollo de la celebración hasta el xvi: la participación activa de los gremios. Cada gremio participaba en la procesión, agrupados y siguiendo una orden, y llevando imágenes de sus santos patrones y también de escenas de la Pasión. Vestían de blanco, con caperuzas y velas.[3]

Por otro lado, el Viernes Santo la celebración continuaba, y se representaba un Descendimiento (que se mantiene en algunos pueblos de la isla) y a continuación continuaba la procesión del día anterior, bien fuera una repetición o una continuación, si es que se alargaba demasiado. Este día la procesión acababa con el Entierro de Jesús.[3]

Desarrollo

A lo largo del xvii xvii y , la celebración se extendió con fervor en los pueblos. Pero también empezó a aparecer un cierto carácter festivo o poco respetuoso, como por ejemplo el de regalar ramos de flores a las muchachas o peladillas dentro de las iglesias. Todas estas prácticas fueron censuradas por las autoridades (incluso el obispo Díaz de la Guerra intentó de prohibir las procesiones de Semana Santa), pero han pervivido hasta la actualidad. Por otro lado, ya dentro del XVIII , los cofrades sustituyeron su vestimenta blanca por negra.[3]

En el siglo XVIII, en el Viernes Santo se popularizó la meditación de las escenas del Vía Crucis en las funciones a las iglesias, el Descendimiento y el Entierro. Además se continuaba la procesión del Jueves, se documenta una del desaparecido convento de San Francisco de Paula, en que se sacaba una imagen de la Virgen María de la Soledad, que actualmente sale en las procesiones con la Cofradía de Santa Cruz y ha cambiado la vocación por el de la Madre De Dios de los Dolores.[3][4]

Así pues, además de la procesión del Jueves Santo, en Palma se habían celebrado, el Viernes Santo, la procesión del Santo Entierro, protagonizada por el mismo Cristo de la Sangre; la procesión de la Soledad, que salía del convento de San Francisco de Paula; y el Descendimiento, que tenía lugar a la Catedral.[3]

Decadencia y reforma

La introducción del liberalismo en España persiguió la figura de los gremios, que fueron convertidos en voluntarios el 1813 y el 1820 y abolidos definitivamente el 1836, acabada la Década Ominosa. Este hecho afectó intensamente la procesión de la Sangre, que perdió la colaboración de buena parte de los participantes y pasó a ser organizada exclusivamente por la Cofradía de la Sangre, de forma que perdió parte del carácter popular en favor de una celebración clerical en la cual solo participaban clérigos y las asociaciones parroquiales. La Semana Santa de Palma, por lo tanto, pasó a estar formada por una sola cofradía, hecho que no se revertiría hasta 1902.[3]

Joaquim Maria Bover recoge que, en la procesión de 1824, después de la recuperación de los gremios, volvieron a hacer aparición, pero con menos imágenes que de costumbre porque unas se habían vendido y otras las habían robado.[5]​ Desaparecidos definitivamente los gremios, la decadencia continuó, y el trienio esparterista (1841-43) comportó oposición por parte de las autoridades civiles. Siguió este trienio una recuperación durante los últimos años de Isabel II que fue clave por el nuevo carácter que acabaría para adquirir la celebración: con la voluntad de renovar la procesión de Jueves Santo, se pintaron nuevos estandartes (obra de los pintores Gabriel Reiners, Joan Mestre, Francesc Parietti y Ricard Ankerman) y se hicieron nuevas imágenes, para sustituir las antiguas perdidas, vendidas o en mal estado, todas de una sola figura y portadas en andas por cuatro personas:[3]

  • Jesús en el huerto, obra de Lluís Font.[4]
  • Jesús azotado, obra de Salvador Torres.
  • Ecce Homo, obra de Gabriel Joan Marroig.
  • Jesús cargado con la cruz, obra de Lluis Font[4]

De estas imágenes, actualmente las tres primeras salen a las procesiones cada año, pero la primera es la única que todavía es portada en andas, la manera tradicional.[6]​ Pocos años más tarde, se hicieron dos imágenes más:

  • La Dolorosa, obra de Llorenç Ferrer.
  • Otra Dolorosa, obra de Guillem Galmés (1890).[4]

Por otro lado, el 1856 la Parroquia de Santa Eulalia organizó una procesión el Viernes Santo para acompañar la imagen de la Virgen de las Angustias que había hecho Adrià Ferran el 1815.[3]​ Esta procesión se celebró durante unos años hasta que desapareció, seguramente durante el Sexenio Democrático.

Pero esta renovación fue seguida del boicot de parte de las autoridades durante el Sexenio Democrático (1868-1874), que acabó con la no celebración durante la Primera República. Ya definitivamente el 1875 se restableció la normalidad en las celebraciones de Semana Santa durante la Restauración Borbónica, y creció el número de procesiones realizadas: el 1877 ya hubo procesión en la Catedral el Domingo del Ramos, con ramos y palmas.[3]

Las nuevas cofradías

El 1902 se fundó la primera cofradía de Palma, la cofradía de la Cruz de Calatrava, inspirada en las cofradías sevillanas, y detrás estas vinieron muchas más: la de la Dolorosa (1910), la de las Cinco Llagas (1917), la de la Santa Faz (1923), y así hasta catorce en el año de la proclamación de la Segunda República.[7][8][3]​ Estas nuevas cofradías, a diferencia de las de los antiguos gremios, no estaban vinculadas a un oficio sino a una parroquia, una organización religiosa o a la devoción a una imagen, y tenían ropas uniformadas y estatutos, inspiradas en las cofradías de Sevilla.

De todas maneras, la devoción por el Santo Cristo de la Sangre era común a todas las cofradías, de forma que la procesión del Jueves Santo continuaba siendo el acto central y contaba con la participación de todas las cofradías. Sin embargo, empezaron a aparecer más procesiones, en las cuales solamente participaba la cofradía titular y alguna invitada. En la coordinación de estas nuevas procesiones tuvo un papel importante el nuevo Comité de Semana Santa, embrión de la actual Asociación de Cofradías, consolidada a lo largo de los años cincuenta y que se encarga de organizar y coordinar las procesiones.[2]​ La procesión de Martes Santo era la titular la Cofradía de la Dolorosa, que sacaba su paso homónimo; el 1951 se inició la procesión del Miércoles Santo por el barrio de Santa Cruz, de la cual es titular la cofradía homónima; el 1955 se celebraba la procesión del Santo Cristo de los Navegantes por el barrio de Santa Catalina, de la cual era titular la cofradía del Cristo de los Navegantes. El 1959 se celebraban cuatro procesiones el Viernes Santo: la de Nuestra Señora de la Soledad (organizada por la Cofradía de la Soledad por el barrio homónimo), la de Nuestra Señora de la Salud (organizada por la cofradía homónima por el barrio del Terreno), la de Nuestra Señora del Remedio (organizada por la Cofradía del Remedio del Molinar por el barrio homónimo) y la del Santo Entierro (organizada por la Cofradía de la Cruz de Calatrava por el barrio de la Calatrava).[3]

Hasta entonces, las imágenes que se sacaban eran de imaginería mallorquina, de una sola figura y portadas en andas por cuatro personas, si bien se habían empezado a introducir las ruedas. En el año 1954 se estrenó un nuevo paso, el de la Virgen de la Esperanza, patrocinado por Elionor Servera, esposa de Juan March Ordinas, realizado siguiendo la tradición sevillana, con un palio ricamente adornado y llevado por costaleros. El paso se convirtió en uno de los principales reclamos de las procesiones de Semana Santa detrás del Cristo de la Sangre, y supuso un precedente en cuanto a la participación de costaleros.

Decadencia y resurgimiento

A pesar de que las procesiones no habían menguado durante la II República y que el franquismo favoreció el fenómeno, el aperturismo tardofranquista que empezó en los sesenta supuso un mal periodo por las procesiones de Semana Santa. Los valores de la sociedad cambiaban muy rápidamente y la religiosidad del pueblo decrecía, cosa que perjudicó mucho la popularidad e interés del pueblo por las procesiones. En los años setenta empezaron a desaparecer procesiones, de forma que durante un tiempo solo se celebraban las de Domingo del Ramo, Martes Santo, Jueves Santo y Viernes Santo.[9]​ En los años ochenta desaparecieron las primeras cofradías (la de San Isidoro y la de Santa Marta), y durante treinta años no se fundó ninguna de nueva.Para frenar esta decadencia, la Asociación de Cofradías accedió a una demanda muy reivindicada: la de la participación de las mujeres en las procesiones, que últimamente ya lo habían empezado a hacer aprovechando la anonimato de la caperuza.[10]​ Este cambio comportó un aumento muy importante en la participación e impidió que esta tradición entrara en crisis.[11]

Las procesiones en Palma entraron en el siglo xxi con la intención de aumentar la popularidad; por eso, ya recuperadas las procesiones en Lunes y Miércoles Santo, se abrió la puerta a celebrar procesiones simultáneas estos dos días, circunstancia que se aprovechó el 2004 para llevar las procesiones a las diversas barriadas de la ciudad.[12]​ Otro fenómeno destacado fue la creación de nuevos pasos, algunos llevados por decenas de costaleros: mientras que durante cuarenta años solo había un paso de estas características, el de la Virgen de la Esperanza, en 2019 había en torno a diez. Actualmente, contando con los pasos con ruedas, solamente tres cofradías (la del Silencio, la de los Cartujos y la de la Merced) no tienen ningún paso.

El 2020, por primera vez desde 1874, no se celebró ninguna procesión de Semana Santa debido la situación de la pandemia por el coronavirus, circunstancia que se repitió el 2021.[13]

Actos y procesiones

Viernes de Dolores

El Viernes de Dolores se celebra la procesión de los estandartes. Se inicia el recorrido en la Iglesia de los Capuchinos y tradicionalmente ha acabado en la Iglesia de San Francisco, donde posteriormente se lee el pregón que da inicio a los actos de la Semana Santa de Palma, aunque a partir del 2023 se celebrará de forma rotatoria en diferentes iglesias de la ciudad. En esta procesión participan tres miembros de cada cofradía que acompañan a su estandarte.[14]

Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos se conmemora la Entrada de Jesús en Jerusalén y se celebra la procesión que sale de la Parroquia de San Jaime y acaba en la Iglesia de la Concepción, a pesar de que otros años ha acabado en la Iglesia de las Capuchinos, la de Santa Clara y la de Sant Gaietà.[15]​. La cofradía titular de esta procesión es la Cofradía de Penitentes de Santiago y participan todas las cofradías de la ciudad, junto con cofradías invitadas de otros pueblos. Se caracteriza por el uso de palmas en vez de cirios por parte de los cofrades.

Lunes Santo

Durante el Lunes Santo se realizan unas de las procesiones más recientes de Palma, de poco más de cincuenta años de existencia. Los recorridos y las cofradías titulares han ido variando, y llegó a haber seis procesiones simultáneas a comienzo del siglo xxi: la Procesión de la Oración, por el barrio de San Miguel y la Merced y de itinerario variando, la cual, ya se había celebrado de 1952 a 1971; la Procesión del Santo Cristo de la Agonía, que sale del Convento de Santa Clara; la Procesión del Santo Cristo de los Boters, por los barrios de la Lonja con salida y final en la Iglesia de San Juan de Malta; la Procesión de la Esperanza, de la cofradía homónima, con punto de partida a la Iglesia de San Francisco; y finalmente la Procesión del Camino del Calvario, en la cual participaban las cofradías de las barriadas de Santa Catalina y Son Espanyolet.[16][17]​ Esta última retomaba la antigua procesión del Santo Cristo de los Navegantes, que se celebró de 1955 a 1968 también por el barrio de Santa Catalina, y que tenía origen en el recorrido que hacían las cofradías de la barriada durante el Miércoles Santo, saliendo de la Parroquia de San Sebastián, para unirse a la de Santa Cruz. A continuación, la procesión fue reeditada el 2007 y otros años codeando con la del Camino del Calvario.[16][18][19]

El 1972, después de que se cancelara la procesión de la Oración, se celebró la procesión de la Segunda Caída, de la cual era titular la cofradía de la Juventud Oratoriana y salía de su iglesia, la de los Capuchinos, aunque solamente se celebró durante tres años.[16]​ El 1985, después de unos años sin ninguna procesión en Lunes Santo, se celebró la procesión de Jesús en el Huerto, que salió del convento de Santa Clara, se sacó la imagen homónima, obra de Luciera Fuente (1867), y la cofradía titular era la de la Salud, entonces custodiadora de la imagen.[6]

El 2018 se produjo una reforma que limitó el número de procesiones, y actualmente solo se celebran las más antiguas: la de los Boters y una nueva procesión que unifica la de la Agonía con la de la Esperanza.[20]

Martes Santo

El Martes Santo se celebra la procesión de la Virgen de la Dolorosa. Las cofradías de la ciudad acompañan a la imagen de la imagen de la Dolorosa partiendo de la Parroquia de San Nicolás para llegar a la Iglesia de la Sangre, para que, simbólicamente, la madre esté con su hijo Jesús hasta el Jueves Santo. La cofradía titular de esta procesión es la Real Cofradía de la Dolorosa.

Miércoles Santo

Cómo el Lunes, la del Miércoles Santo es una procesión relativamente reciente, y por eso también ha habido varias procesiones simultáneas, hasta siete: la del Santo Cristo de la Santa Cruz, de la cual es titular la cofradía homónima y tiene un recorrido muy parecido a la de los Boters; la de Jesús del Gran Poder, por el barrio del Polígono de Levante; la del Santo Cristo de la Agonía, con origen y final a la parroquia de San Pío X; la de la Salle, por el barrio de Son Rapiña; la de Jesús de la Humildad, con origen y final en Santa Margarita; la de la Sangre del Molinar, por el barrio del Molinar; y la del Camino de Getsemaní, de Santa Mònica (los Hostalets) a la Soledad.[21]​ Esta última, aparecida el 2004, hasta el 2007 tenía la particularidad que tener tres cofradías titulares, que salían cada una de su parroquia (la del Santo Cristo de la Agonía, de San Pío X; la de Santa Mónica, del Sagrado Corazón, y la de la Soledad, de la iglesia homónima), se encontraban en la plaza de Miquel Dulce (entonces todavía Teniente Coronel Franco) y acababan juntas en la iglesia de San José Obrero.[22]​ Más tarde, la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía modificó su procesión, y Santa Mónica y la Soledad se unificaron en una sola procesión que alternaba cada año la salida de una parroquia con el final en la otra.

Como en el caso de Lunes, la reforma de 2018 limitó el número de procesiones, y actualmente solo se celebran la del Camino de Getsemaní y la de Santa Cruz, la más antigua.[20]​ Por otro lado, en la Iglesia de la Sangre, se hace el davallament del Santo Cristo de la Sangre, el cual, provoca una gran afluencia e interés popular, preparándolo para la procesión del posterior día.

Jueves Santo

El Jueves Santo se celebra la procesión más importante de la Semana Santa de Palma, la dedicada al Santo Cristo de la Sangre, en la que participan todas las cofradías de la ciudad. Su recorrido ha sido modificado bastantes veces, saliendo de la Iglesia de la Sangre y acabando durante años en la Catedral. En el 2023, se ha vuelto a cambiar parte de su recorrido y finalmente finaliza en las Ramblas.[23]

Su origen se remonta al siglo xv, cuando la Cofradía de la Sangre la creó para recoger limosnas en beneficio del Hospital General. A partir del siglo xvi, se añadieron gremios y cofradías portando imágenes relacionadas con la pasión de Jesús. Originalmente la procesión se caracterizaba por el fuerte carácter penitencial, ya que, algunos nazarenos se golpeaban la espalda, hasta la cintura, por sus pecados cometidos. Además, era tradición recorrer los conventos de monjas de la ciudad. Por otro lado, la imagen del Cristo que cierra la procesión, la cual, tiene una gran devoción popular, es de madera de alcornoque y yeso, de autor anónimo y pertenece al Consell de Mallorca. En 2002, una persona se abalanzó sobre ella e hizo que cayera al suelo, provocando que durante dos años tuvo que presidir la procesión otra imagen de menor tamaño.[24]

Viernes Santo

El Viernes Santo es tradicional visitar durante la mañana por las Casas Santas, altar donde se guarda la hostia consagrada desde el Jueves Santo al Viernes Santo, que ornamentan las iglesias de la ciudad.[25]​ Por la tarde se celebra la procesión del Santo Entierro, en la que participan todas las cofradías de la ciudad. Originariamente el Viernes Santo se celebraba la misma procesión del Santo Cristo de la Sangre, con la misma imagen y el mismo recorrido, o a veces una continuación del anterior día. Además, se escenificaba un Santo Entierro en la Catedral.[16]​ A continuación, en el siglo xix se crearon nuevas procesiones por diferentes barrios de la ciudad. El 1856 y durante unos años se celebró una procesión que salía del desaparecido convento de San Francisco de Paula donde salía una imagen de la Soledad.[4]​ En 1958 la Cofradía de la Virgen de la Salud organizó un Entierro propio por la barriada del Terreno; la del Remedio y la de la Sangre del Molinar por la barriada del Molinar.[16]

La actual procesión nació en los años cincuenta, cuando varias cofradías se pusieron de acuerdo para celebrar una procesión con orígenes diferentes pero un itinerario común y final en la Iglesia del Socorro; una de las pioneras fue la Cofradía de la Juventud Seráfica que el 1951, una vez acabada la procesión de la Sangre del Viernes Santo, continuó hasta su iglesia, donde escenificó el Santo Entierro con una imagen de la iglesia.[16]​ Los años siguientes, con la creación del Comité de Semana Santa (precedente de la actual Asociación de Cofradías de Semana Santa), la procesión se repitió hasta que el 1960 consolidó definitivamente la actual procesión, con participación de todas las cofradías y origen primero en la Catedral, y después en la Basílica de San Francisco.[2][16]​ Actualmente sale de San Francisco y acaba en la Iglesia del Socorro.

Domingo de Resurrección

En muchas iglesias y parroquias de la ciudad, se celebra la procesión llamada del Encuentro rememora el encuentro de la Virgen María con Jesús después de la Resurrección.

La Asociación de Cofradías de Semana Santa

La Asociación de Cofradías de Semana Santa de Palma, es una organización constituida a final de la década de los años cincuenta con la intención de coordinar las cofradías en las nuevas procesiones que se estaban gestando, principalmente la del Viernes Santo.[2]​ Está constituida jurídicamente como una federación de cofradías y los estatutos se rigen por el código de derecho canónico y por la normativa civil correspondiente. Entre sus principales funciones está la de coordinar a las cofradías en la confección de itinerarios y horarios por las procesiones y la de velar para mantener la fe en las procesiones. Tiene dos órganos de gobierno, la Junta Rectora y el pleno, conformado por dos miembros de cada cofradía, y se someten a votación todas las propuestas además de la votación de la Junta Rectora.[26]​ La Junta Rectora, en el debate ideológico sobre el carácter de las procesiones palmesanes, generalmente ha tenido un posicionamiento favorable a la tradición mallorquina y opuesta a la incorporación de elementos foráneos. A lo largo del siglo xxi , el debate ha sido intenso y ha provocado varias dimisiones, como la de la Junta del 2001 o la de la del 2019.[27][28]

Cofradías

  • Hermandad Sacramental y Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Ntra. Sra. de la Paz (2008)
  • Hermandad Penitencial de la Santa Caridad y San Junípero Serra (2003)
  • Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder y María Stma. de la Concepción (2001)
  • Cofradía de Santa Mónica (1997)
  • Cofradía de Ntra. Sra. del Socorro y Ntro. Padre Jesús de la Pasión (1994)
  • Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Buen Perdón y Ntra. Sra. de las Angustias (1988)
  • Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad (1957)
  • Cofradía de la Sagrada Cena y Ntra. Sra. de la Salud (1957)
  • Cofradía de Ntra. Sra. del Remedio (1955)
  • Cofradía de Ntra. Sra. de la Merced (1953)
  • Confraria de Ntra. Sra. de l’Assumpció (1953)
  • Cofradía de San Jerónimo (1952)
  • Cofradía de Penitentes del Santo Cristo de la Santa Cruz (1951)
  • Cofradía Santo Tomás de Aquino (1945)
  • Cofradía de Penitentes de Santiago (1944)
  • Cofradía de San Miguel Arcángel (1941)
  • Cofradía de La Salle (1940)
  • Cofradía de Penitentes Cartujos (1938)
  • Cofradía de la Juventud Oratoriana de San Felipe Neri (1934)
  • Real Cofradía Ntro. Padre Jesús Nazareno (1930)
  • Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen (1930)
  • Confraria Joventut Seràfica (1930)
  • Cofradía de Cristo de los Navegantes (1929)
  • Confraria Joventut Antoniana (1928)
  • Cofradía Simón Cirineo (1928)
  • Confraria Creuada de l’Amor Diví (1928)
  • Cofradía El Silencio Ntra. Sra. de Montesión (1927)
  • Cofradía Sto. Cristo de la Agonía (1924)
  • Confraria Ntra. Sra. de L’Esperança i de la Pau (1924)
  • Cofradía de la Santa Faz (1923)
  • Cofradía de las Cinco Llagas (1917)
  • Real Cofradía de la Virgen Dolorosa (1910)
  • Antiquíssima Confraria de la Creu de Calatrava (1902)

Polémica

Tradicionalmente, las procesiones mallorquinas tienen un carácter austero, silencioso y sereno, lejos del espectáculo, como lo prueba el hecho que los pasos tradicionales eran imágenes de dimensiones reducidas y portadas en andas por cuatro personas.[29][30][31][32]​ Con el tiempo, la influencia de otras Semanas Santas ha ido influyendo las procesiones mallorquinas; principalmente con aportaciones andaluzas, por el gran prestigio que disfrutan aquellas procesiones pero también, más adelante, por el contingente de población que migró de Andalucía a Mallorca.[31]​ Las primeras influencias llegaron a comienzo del siglo xx, con el nuevo modelo de vestimenta, la creación de cofradías a la andaluza, y con el tiempo ha ido influyendo la imaginería, los tipos de paso (aparición de los primeros costaleros) y la devoción popular.[8][32]​ Con el tiempo, esto también comportó la llegada de las primeras muestras de pasión, llantos y cantos, particularmente de saetas, cantadas espontáneamente por los espectadores a las imágenes.[33]​ A pesar de que la primera saeta cantada durante la Semana Santa de Palma se fecha de antes de la Guerra, no volvieron a aparecer hasta los años sesenta.[34]

La coexistencia de estos dos modelos de devoción popular ha comportado un choque que ha comportado tensiones. Por un lado, un sector considera que las procesiones de Palma tienen que mantener el carácter tradicional, prohibiendo el canto de saetas, limitando la participación de pasos con costaleros y favoreciendo la participación de imágenes locales. Por otro lado, otro sector considera que hay que ser tolerante con las dos opciones, y permitir que cada cual viva las procesiones de su manera.[33]​ Sin embargo, los partidarios de mantener el carácter tradicional han aducido argumentos como por ejemplo que la participación de pasos grandes cargados retarda mucho las procesiones, como también el canto de saetas, porque a menudo las imágenes se paran durante la actuación.[33][35]​ Esta confrontación ha producido momentos de tensión con episodios de enfrentamientos verbales dentro de las procesiones y sanciones por parte de la Asociación de Cofradías, que generalmente ha mantenido una postura favorable a la preservación de la tradición.[36][37][35]

Referencias

Collection James Bond 007

Enlaces externos

  • Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Semana Santa en Palma de Mallorca.

Text submitted to CC-BY-SA license. Source: Semana Santa en Palma de Mallorca by Wikipedia (Historical)