Raymond Brassier (22 de diciembre de 1965, Londres) es un filósofo británico. Es miembro de la facultad de Filosofía de la Universidad Americana de Beirut (en el Líbano) y ha amasado una importante fama por sus trabajos sobre el realismo filosófico. Anteriormente fue investigador en el Centre for Research in Modern European Philosophy de la Universidad de Middlesex, en Reino Unido.
Es autor de Nihil Unbound: Enlightenment and Extinction; y traductor de Saint Paul: The Foundation of Universalism and Theoretical Writings, de Alain Badiou, y de After Finitude: An Essay on the Necessity of Contingency, de Quentin Meillassoux. Brassier se dio a conocer en primer lugar como autoridad en la obra de François Laruelle. Brassier es de ascendencia mixta, francesa y escocesa, y su apellido se pronuncia a la manera francesa.
Realizó su bachiller universitario en letras por la Universidad del Norte de Londres en 1995 y obtuvo un máster en Bellas Artes y un doctorado en Filosofía por la Universidad de Warwick en 1997 y 2001, respectivamente. Inició como investigador asociado en el Centre for Research in Modern European Philosophy de la Universidad de Middlesex, entre 2002 y 2008. Luego, trabajaría como profesor asociado de filosofía en la Universidad Americana de Beirut entre 2008 y 2015, y desde 2015 hasta la actualidad, es profesor titular de filosofía por la misma universidad.[1]
Junto con Quentin Meillassoux, Graham Harman e Iain Hamilton Grant, Brassier es uno de los filósofos más destacados del realismo especulativo, interesado en ofrecer una sólida defensa del realismo filosófico tras los desafíos que le plantean el idealismo crítico postkantiano, la fenomenología, el posmodernismo, la deconstrucción o, en términos más generales, lo que ellos denominan "correlacionismo". En general, se atribuye a Brassier la acuñación del término realismo especulativo, aunque Meillassoux ya había utilizado antes la expresión materialismo especulativo (en francés: matérialisme spéculatif) para referirse a su propia postura. No obstante, se presta a debate si realmente existe tal cosa como el realismo especulativo.[2][3] El propio Brassier no se identifica actualmente con el movimiento realista especulativo y, además, discute que exista tal movimiento, afirmando:[4]
Brassier critica duramente gran parte de la filosofía contemporánea por lo que considera su intento de alejar la 'amenaza' del nihilismo salvaguardando la experiencia del sentido -caracterizada como el rasgo definitorio de la existencia humana- de la lógica ilustrada del desencanto. Esta tendencia se ejemplifica sobre todo en los filósofos fuertemente influidos por Martin Heidegger y Ludwig Wittgenstein. A diferencia de filósofos como John McDowell, que pondrían la filosofía al servicio de un intento de "reencantamiento del mundo", la obra de Brassier pretende llevar el nihilismo hasta sus últimas consecuencias.[5]
Según Brassier, el desencantamiento del mundo, entendido como consecuencia del proceso por el que la Ilustración hizo añicos la 'gran cadena del ser' y desfiguró el 'libro del mundo', es una consecuencia necesaria de la potencia coruscante de la razón, y por tanto un vector vigorizante del descubrimiento intelectual, más que una disminución calamitosa. A la filosofía haría bien en abstenerse de dar más órdenes sobre la necesidad de restablecer el sentido de la existencia, la finalidad de la vida, o de reparar la concordia rota entre el hombre y la naturaleza. Debería esforzarse por ser algo más que un soplo a la patética punzada de la autoestima humana. El nihilismo no es un dilema existencial, sino una oportunidad especulativa.[5]
La obra de Brassier intenta fusionar elementos de la filosofía francesa de posguerra con ideas procedentes de las tradiciones (en gran medida angloamericanas) del naturalismo filosófico, la ciencia cognitiva y la neurofilosofía. Así, junto a filósofos franceses como François Laruelle, Alain Badiou y Quentin Meillassoux, también está muy influido por figuras como Paul Churchland, Thomas Metzinger y Stephen Jay Gould. También se inspira en gran medida, aunque a menudo negativamente, en la obra de Gilles Deleuze, Edmund Husserl y Martin Heidegger.
La obra de Brassier se ha asociado a menudo con las filosofías contemporáneas del nihilismo y el pesimismo. En una entrevista concedida al creador y guionista de True Detective, Nic Pizzolatto, éste citó a Nihil Unbound como influencia en la serie de televisión, junto con The Conspiracy Against the Human Race de Thomas Ligotti, Confessions of an Antinatalist de Jim Crawford, In The Dust of This Planet de Eugene Thacker y Better Never to Have Been de David Benatar.[6]
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