![Sonata para piano n.º 8 (Beethoven) Sonata para piano n.º 8 (Beethoven)](https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/12/Ludwig_van_Beethoven%2C_aged_twenty-six_%281796%29.jpg/400px-Ludwig_van_Beethoven%2C_aged_twenty-six_%281796%29.jpg)
La sonata para piano n.º 8 en do menor, Op. 13, subtitulada "Grande Sonate Pathétique" y conocida como "Pathétique" o "Patética", fue escrita por Ludwig van Beethoven entre 1798 y 1799, cuando el compositor tenía 27 años. La partitura está dedicada al príncipe Carl von Lichnowsky.[1][2][3][4][5]
La composición de la pieza se desarrolló entre 1798 y 1799. Hay borradores que datan de 1796 que contienen fragmentos de ideas posiblemente utilizadas en esta obra. Algunos fragmentos encontrados entre los bocetos empleados para los Tríos de cuerda, Op. 9. En cualquier caso, el opus 13 no fue concluido hasta solo unos pocos meses antes de su publicación, tal y como muestra un borrador fechado en 1799, que contiene un esbozo de los primeros compases del motivo de apertura de la sonata en una versión que aún no es la definitiva. No se conserva la partitura autógrafa.[1]
Se trata de la sonata para piano más temprana de Beethoven en alcanzar la categoría de obra maestra y constituye además un hito en la evolución del género de la sonata para piano.[3][5] Muchas de las grandes sonatas de este compositor son conocidas por sus apodos, tales como la "Waldstein", "Appassionata" y "Claro de luna". La Op. 13 también se conoce por el sobrenombre la "Patética". Pero a diferencia de las otras, que no recibieron su apodo hasta el siglo XIX, fue el propio Beethoven quien le dio el título de "Grande Sonate pathétique''. Sólo otra sonata para piano tiene un apodo original: "Les adieux" Op. 81a.[3] Si bien, conforme a Charles Burkhart en realidad fue bautizada como "Grande Sonate pathétique", con la aprobación de Beethoven, por el editor que quedó impresionado por las trágicas sonoridades de la obra.[6]
El sobrenombre viene dado, en primer lugar, por el uso de la tonalidad de do menor, que tenía un carácter muy especial para sus contemporáneos y no podemos reconstruirla con nuestros instrumentos musicales modernos bien temperados. Los teóricos de la música de la época describían la sonoridad del do menor como "afligida" (Rousseau) o "triste" (Mattheson), pero también como "colérica" y "furiosa" (Quantz) e imbuida de todo tipo de emociones apasionadas. Este carácter se ve reforzado por la marca de tempo del primer movimiento ("Grave") y los ritmos con puntillo del motivo de apertura. Gustav Schilling, en la Encyclopedie der gesammten musikalischen Wissenschaften (Enciclopedia de las ciencias musicales reunidas) de 1837, definió una composición como patética si "está en un estilo elevado y, por tanto, armónicamente rico, fuerte y sin ninguna dulzura ni mera delicadeza", criterios que la "Patética" de Beethoven cumple en todos los aspectos.[3]
La primera publicación de la pieza fue llevada a cabo por el editor y también compositor Franz Anton Hoffmeister el 18 de diciembre de 1799 en Viena.[7] Poco tiempo después los derechos de edición pasaron al editor Joseph Eder.[1]
La dedicatoria que figura en la partitura impresa es para el Fürst (príncipe) Carl Alois von Lichnowsky, que era uno de sus mecenas más importantes. Poco después de que Beethoven llegara a Viena, Haydn le presentó al príncipe Lichnowsky y a su esposa Maria Christiane, que eran músicos aficionados y fervientes patrones de las artes. Durante varios años el príncipe y su esposa acogieron en su casa al joven compositor, le prestaron apoyo financiero e incluso organizaron reuniones en su casa en las que muchas de sus composiciones fueron interpretadas por primera vez. Además con su influencia le consiguieron el respaldo de otros aristócratas. Como muestra de gratitud, Beethoven dedicó al príncipe las siguientes composiciones musicales, todas anteriores a 1806: los tres Tríos para piano, Op. 1 (1795); las nueve variaciones para piano sobre "Quant'è più bello" de la ópera La molinara de Giovanni Paisiello, WoO 69 (1795); la Sonata para piano n.º 8 Op. 13 "Patética" (1798); la Sonata para piano n.º 12 Op. 26 (1801) y la Sinfonía n.º 2 (1802).[1][8][9]
La sonata consta de tres movimientos:[7]
La interpretación de esta obra dura aproximadamente 20 minutos. Se trata de una pieza trascendental en la literatura pianística por sus valores de abstracción musical, así como por sus connotaciones filosóficas y las intuiciones de futuro de índole estructural. La estructura interna de la sonata es seguramente la más avanzada de las obras del primer período de Beethoven. Es considerada una de las obras cumbre del genio alemán así como una de las más interpretadas en público, tanto en vida del compositor como en la actualidad.
El primer movimiento, Grave – Allegro di molto e con brio, está escrito en la tonalidad de do menor, en compás de 4/4 y sigue la forma sonata. La obra se abre con una introducción lenta y meditativa, siento esta la primera vez que Beethoven emplea este recurso en una sonata. Presenta ritmos con puntillo asociados con la sección inicial de la obertura francesa. Este estilo regio se utilizaba en la época para transmitir una sensación de importancia a las obras sinfónicas y de cámara, pero no se había asociado a la sonata solista.[1] La introducción parece plantear una pregunta o luchara por superar un dilema, la música busca resolución y alivio. Estos llegan en la exposición, que está marcada con la indicación de tempo Allegro di molto con brio y escrita en ritmo alla breve. Es entonces cuando el movimiento, impulsado por octavas en trémolo en la mano izquierda, se acelera y el tema se transforma en un enunciado de profunda ansiedad. Regresa el ambiente de incertidumbre y búsqueda, sin excluir las afirmaciones contundentes, lo que posiblemente indica un deseo de superar el sentimiento de duda. La introducción Grave suscita sentimientos de dolor atenuados por momentos de luz. Ligado de manera orgánica a la introducción, aparece el Allegro di molto e con brio, con un comienzo tormentoso, violentamente dramático y apasionado. Como es habitual en este autor, este primer tema contrasta con otro tema más melódico y expresivo. El tema de la introducción reaparece antes de la sección de desarrollo, así como antes de la coda final. Durante la breve sección de desarrollo predomina la tensión dramática, pero el tono general cambia en la recapitulación, que conduce a una coda, que cierra el movimiento.[5] La tensión emocional del movimiento, concentrado, extenso y complejo, no se había dado nunca antes en la literatura pianística. Este movimiento es una de las pocas composiciones que contienen figuras de garrapateas o cuartifusas.
El famoso segundo movimiento, Adagio cantabile, está en la bemol mayor, en compás de 2/4 y responde a una forma rondó siguiendo el patrón ABACA con una breve coda.[1] Empieza con una melodía suave, lánguida y melancólica, de una belleza otoñal que en apariencia puede parecer simple pero en realidad es armónicamente densa. Este tema domina todo el movimiento, eclipsando tanto el tenue segundo tema como el momento de tensión dramática de la parte central.[5] El tema principal de este Adagio empieza de forma casi idéntica a un episodio del movimiento lento de la Sonata para piano n.º 14, K. 457 de Wolfgang Amadeus Mozart.[10] La idea principal se puede encontrar también en otras obras del maestro alemán como el Cuarteto de cuerda n.º 2 Op.18 y el Septeto Op. 20.
El tercer y último movimiento, Rondo. Allegro, retoma la tonalidad inicial de do menor y el compás es 2/2 o alla breve. En realidad se trata del segundo rondó de la sonata, ya que el movimiento central presenta las características propias de dicha forma. El Finale comienza con un tema elegante y elocuente acompañado por figuras arpegiadas tocadas por la mano izquierda. Aunque el ambiente parece luminoso, la música está teñida de melancolía, con independencia del jovial segundo tema. Tras la repetición y el desarrollo temático, el primer tema emerge a la vez más ágil y más delicado. Una extensa y brillante coda completa el movimiento.[5] Es rico en inventiva y delicadeza, aunque de carga emocional inferior a la de los dos intensos movimientos anteriores.
Los expertos destacan la unificación temática de la sonata a partir de una célula cíclica,[¿quién?] que aparece en todas las secciones de la sonata: el núcleo temático del Grave se reproduce en el Allegro, y el segundo tema del Allegro es una amplificación del Grave. También es la base para el final de la melodía del Adagio cantabile y para el tema principal del Rondó. Se suelen destacar además las ambiciones sinfónicas y tímbricas de la sonata, muy rica en texturas.
La Sonata Patética fue un éxito significativo e instantánea para Beethoven en su día. Debido a su popularidad fue publicada 17 veces en vida del compositor en su versión original para teclado así como en otras varios arreglos para pequeñas agrupaciones instrumentales.[1] La partitura se vendió bien y contribuyó a forjar su reputación como compositor, no sólo como extraordinario pianista.[11][12] Esta obra expuso al mundo los rasgos que Beethoven seguiría desarrollando en los años venideros.[13] Dos de sus motivos melódicos están entre los más célebre de toda la producción beethoveniana: la idea con la que se abre el primer movimiento Grave y el tema principal del segundo movimiento.[1]
El pianista y compositor Ignaz Moscheles tenía diez años cuando descubrió la obra en 1804. Al no poder permitirse comprar la música, la copió de un ejemplar de la biblioteca. Su profesor de música, al ser informado de su descubrimiento, hizo lo siguiente:[14]
Anton Schindler, músico amigo de Beethoven durante los últimos años del compositor, escribió:[14]
Esta obra ha servido de inspiración a artistas musicales de diversos géneros para crear sus propias versiones. Tanto las adaptaciones como las interpretaciones de la pieza original han sido incluidas en multitud de bandas sonoras de películas, programas de televisión, videojuegos, etc.[15][16][17][18]
Primer movimiento
Segundo movimiento
Tercer movimiento
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