Gustavo Bueno Martínez (Santo Domingo de la Calzada, La Rioja, 1 de septiembre de 1924-Niembro, Asturias, 7 de agosto de 2016)[2] fue un filósofo español. Desde 1970 fue desarrollando un sistema de pensamiento filosófico que más tarde denominó «materialismo filosófico». Algunos medios lo han señalado como uno de los mayores filósofos españoles del siglo XX e inicios del XXI.[3][4][5]
Su obra se ha construido en constante intercambio con las ciencias y la historia de la filosofía. Gustavo Bueno es autor de numerosos libros y artículos sobre ontología, filosofía de la ciencia, historia de la filosofía, antropología, filosofía de la religión, filosofía política, ateísmo y televisión, entre otros temas. Además, mostró desde su juventud un profundo interés por las cuestiones de teología, hasta el punto de que se ha dicho de él que «conocía la escolástica de memoria».[6] En sus últimos años, además de escribir, grabó vídeos y audios con análisis de numerosas cuestiones filosóficas. Su hijo mayor, Gustavo Fernando Bueno Sánchez, es profesor de Filosofía.
Pupilo del nacionalsindicalista Santiago Montero Díaz, quien su trayectoria ideológica le llevó a abrazar una mezcla de autoritarismo de derechas y de izquierdas durante el tardofranquismo.[7]
En España es especialmente conocido por su participación en debates públicos y su aparición en programas de televisión como Gran Hermano. Algunos de sus libros han alcanzado notable difusión, como Ensayos materialistas, El mito de la izquierda, El mito de la derecha, El mito de la cultura o Telebasura y democracia. Su obra ha dado lugar a un buen número de tesis doctorales y artículos de seguidores y detractores, y en torno a ella se publican las revistas El Basilisco y El Catoblepas. La Escuela de Filosofía de Oviedo se reúne habitualmente en la Fundación Gustavo Bueno, situada en la misma ciudad. Algunos de sus libros se han traducido al alemán, al inglés y al chino.[7]
Hijo del médico Gustavo Bueno Arnedillo y de María Martínez Pérez[8] nació en el municipio riojano de Santo Domingo de la Calzada, de donde fue nombrado hijo predilecto en 1997.[9] Recibió una educación católica[10] y estudió en las universidades de Zaragoza y Madrid. Tras realizar su tesis doctoral en 1947, titulada Fundamento formal y material de la moderna filosofía de la religión[11], como becario del CSIC obtuvo a los veinticinco años, en 1949, una cátedra de Enseñanza Media. Asimismo, en 1949 comienza su vida docente en el instituto Lucía de Medrano de Salamanca, donde ejercerá hasta 1960.
Durante su formación como becario en el Instituto Luis Vives de Madrid a la que accedió por su amistad con Rafael Sánchez Mazas, Bueno fue aprendiz de los falangistas Eugenio Frutos y Juan Francisco Yela Utrilla , además de compañero del sacerdote Raimundo Pániker y del carlista Rafael Gambra.[12] En su etapa como catedrático de bachillerato en Salamanca, Bueno se comprometió activamente con la Falange: fue director del Seminario de Formación del Frente de juventudes, director del Centro de Estudios Políticos del SEU, así como miembro de la Junta Sindical del Distrito Universitario[13].
En 1960 se estableció definitivamente en Asturias, donde ejercía como catedrático de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Oviedo hasta 1998. A partir de esta fecha desarrolla su labor en la Fundación Gustavo Bueno, que tiene su sede en Oviedo, ciudad que en 1995 lo reconoció como hijo adoptivo.[14]
Miembro y patrono de honor de la Fundación DENAES,[15][16] no tuvo reparos en trazar un origen de la «nación española» en un pasado lejano.[17]
El materialismo filosófico es una doctrina sistemática sobre la estructura de la realidad, caracterizada por su oposición al materialismo monista (propio del materialismo dialéctico, Diamat) y al idealismo o espiritualismo monistas de cuño teológico. El materialismo filosófico es un pluralismo de signo racionalista, que postula, sin embargo, la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una materia ontológico general que no se reduce al mundo empírico. El materialismo filosófico niega, contra el monismo continuista, y de acuerdo con el principio de la symploké, que “todo tenga influencia en todo”, y niega, contra el atomismo pluralista, “que nada tenga influencia en nada”.[18]
Respecto del materialismo tradicional, el materialismo filosófico tiene como rasgo común la negación del espiritualismo, la negación de la existencia de sustancias espirituales.[19] Pero no reduce el materialismo a corporeísmo, como de hecho sucede con otros materialismos. El materialismo filosófico admite la realidad de seres materiales incorpóreos: por ejemplo, la relación real (no mental) de la distancia que existe entre dos botellas de agua que están encima de una mesa es tan real como esas dos botellas corpóreas; esa distancia es material incorpórea y nada tiene de espiritual. Redefine el término materia para la filosofía y muestra un vocablo más preciso que materia, el estroma.[20]
Este sistema se ha desarrollado en numerosos ámbitos entre los que pueden destacarse los siguientes:
Estos eran los temas predominantes en los textos de Bueno hasta los años 90. Sin embargo, a partir del nuevo milenio, comenzó a tratar temas de ética y crítica social y política. No obstante, se ha criticado que en estos temas Bueno no hizo gala "en general del mismo rigor". Por ejemplo, se ha dicho de su crítica al pacifismo que es más un intento de realizar "análisis engañosos", de "actitud retórica" y que llegan a menudo "al insulto y a descalificaciones gratuitas desde análisis parciales", sin mostrar nunca cambios de postura en sus argumentos.[22] Aparte de este, ha ido tratando otros temas que tienen que ver, entre otros, con:
Se ha dicho que su obra permanece "presa de la metafísica escolástica" en su defensa de la "idea de verdad". Asimismo, tampoco se habría abierto a aceptar el constructivismo que realmente habría practicado "en toda su obra", en favor de una teoría objetivista de la verdad.[23]
Acerca de la oratoria de Bueno en los medios de comunicación, algunos han afirmado que cultivaba la "extravagancia y la salida de tono".[24] Para David Teira, Bueno también resultaba "hiriente en el insulto, arbitrario en sus decisiones y atrabiliario en sus formas".[25]
Para Bueno la diferencia entre izquierda y derecha no radicaba en su visión del aspecto económico sino su posición con respecto al Antiguo Régimen. Bueno entendía como características de la izquierda el raciouniversalismo y la holización revolucionaria de la sociedad con base en la soberanía nacional. En El mito de la izquierda clasifica a la izquierda en seis generaciones:
Además analiza la denominada por él "izquierda indefinida", progre o woke, oenegés, New Left Review[26]. La clasifica en tres grupos:
Con respecto a la derecha, la clasifica así:
Un primer grupo de partidos no alineados de derecha: los partidos nacionalistas secesionistas. Un segundo grupo de partidos de derecha no alineada: fascismo y nacionalsocialismo
Pupilo del nacionalsindicalista Santiago Montero Díaz, y activo militante falangista en los años 1950, su trayectoria ideológica le llevó a abrazar una mezcla de autoritarismo de derechas y de izquierdas durante el tardofranquismo,[7] mostrando simpatía por diferentes proyectos políticos paratotalitarios, incluida la Unión Soviética.[28] Reconocido eurófobo —Bueno, que solía repetir que «Europa es el problema y España es la solución»,[29] vio a Europa como una fuente de peligros para la pervivencia de la «nación española»—, abominó de la idea de que el continente europeo pudiera ser el lugar natural para la proyección internacional de España, preconizando en su lugar por una continuidad con el imperio español y la idea de «Hispanidad».[30] Hizo así énfasis como herramienta analítica en su materialismo filosófico en una clasificación dicotómica sui generis entre imperios «depredadores» y «generadores» (entre los cuales clasificó al español).[31] Hay quien le acusa de haber devenido hacia posturas chovinistas y reaccionarias,[32] por ser uno de los miembros del patronato de la Fundación DENAES («para la Defensa de la Nación Española») desde su fundación en 2006,[33] una organización española creada en 2006 que ha operado como taller de formación de cuadros políticos, periodistas y «académicos» revisionistas.[34]
Ideológicamente a Bueno se le ha definido de muchas maneras: ateísmo católico (es decir, ateo esencial pero que no reniega del entorno cultural católico en que ha nacido); marxista heterodoxo (crítico con el «marxismo vulgar», ya que entendía el materialismo filosófico como una «vuelta del revés» del marxismo clásico);[35] tomista no creyente (defensor de la tradición escolástica española iniciada en la Escuela de Traductores de Toledo); platónico (en el sentido de la filosofía académica de la Academia de Platón, con la que llegó a compararse[24]); de izquierdas (en el sentido de que renegaba del particularismo derechista, aunque pasó a postularse como parte de una izquierda materialista muy crítica con las izquierdas realmente existentes en España).
Su visión de la escolástica era la siguiente:[36]
Sostuvo que la inspiración para las doctrinas que prosperaron en las Cortes de Cádiz "procedía de las muy comunes enseñadas por los escolásticos españoles, que eran bien conocidas por los revolucionarios y contrarrevolucionarios, muchos de los cuales eran sacerdotes, como Francisco Martínez Marina o Pedro Inguanzo Rivero".[37]
Sobre la Revolución francesa escribió:
Vinculaba el europeísmo a la OTAN y al nacionalsocialismo.[39]
Consideraba imposible la unidad de la izquierda.[40]Era un detractor del krausismo y consideraba que el humanismo liberal estaba próximo al Pensamiento Alicia.[41]
En sus últimos años, se posicionó públicamente afín al Partido Popular (PP) en diversas ocasiones, apoyando la candidatura de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno de España.[42] Defendió también al PP en candidaturas locales.[43] Afirmó votar a Mariano Rajoy porque "es el único en el que confío para mantener algo más de tiempo la unidad de España".[44]
Asimismo, tanto la filosofía de Bueno como la Fundación Gustavo Bueno han servido de "poso ideológico" para parte de las posiciones políticas del partido Vox.[45] Son "destacables", en este sentido, las similitudes entre la escuela de Bueno y el partido de derecha, con una relación que se estableció también "a través del trato personal".[46] No obstante, Gustavo Bueno criticó al liberalismo económico.[47] Para Bueno Sánchez, "las claves que marcan a Vox son las que siempre defendió Bueno".[45]
Bueno se vio envuelto en una serie de polémicas e incidentes con diferentes grupos.
Bueno, en su ateísmo fuerte, no solo negó la existencia de Dios sino que criticó la idea filosófica de Dios como contradictoria, insustancial y absurda. Sin embargo, nunca negó sus simpatías por la Iglesia católica.[10] Por otra parte, ha sido mucho más crítico con el protestantismo y Martín Lutero, calificando a este de "principio del mal" y "representante genuino del irracionalismo", contra el cual el catolicismo sería un instrumento mucho más racional.[60]
Asimismo, Bueno se ha posicionado en contra del aborto.[61] A su vez, ha considerado la categoría de género como una forma para las mujeres de "sentirse víctimas y agruparse", que "parte seguramente de un complejo de inferioridad de la mujer".[60]
Bueno ha llamado "disparatado" al movimiento animalista, tildando de "absurdo" el reconocimiento de los derechos de los animales.[62]
Calificó de "obsesionados por los huesos" a quienes se empeñaron en encontrar los restos de los miles de víctimas desaparecidas durante el franquismo.[63]
Además de los anteriores libros propiamente suyos, habría que sumárseles:
Los trabajos de los discípulos de Bueno aplicando o ampliando su sistema son numerosos y se dilatan en el tiempo y en la temática, de modo que no se pueden recoger aquí. Se pueden destacar los análisis de ciencias especiales, las reinterpretaciones de historia de la filosofía, las aplicaciones a la historia de España y de América, las polémicas sobre filosofía de la religión, filosofía de la ciencia, filosofía de la literatura y filosofía política. De entre sus discípulos destaca Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, tal vez el primero de ellos, ya desde la juventud de Bueno en Salamanca.[67] Ortiz de Urbina ha venido proponiendo una versión alternativa al sistema de Bueno, el materialismo fenomenológico. Además, para algunos ha demostrado con sus obras "ser, con varias leguas de diferencia, el discípulo más aventajado" de Bueno.[68] Por otro lado, el propio nieto de Gustavo Bueno, el historiador y filósofo Lino Camprubí, junto al filósofo Javier Pérez Jara, han expuesto en los últimos años una serie de críticas y matices al materialismo filosófico ortodoxo, así como una serie de correcciones (establecer una mayor dependencia de los géneros de materialidad M2 y M3 sobre M1, acortar la diferencia entre Mi y M así como sugerir el evitar cortes abruptos para no caer en el problema de los "filtros filtrados", modificar los rótulos de "materialismo filosófico" por "materialismo discontinuista" o "gnoseología" por "epistemología", etc.)[69].
Se ha criticado la presencia entre los miembros de la Fundación Gustavo Bueno y de su entorno de ideas de ultraderecha, de carácter liberal y de defensa del nacionalismo español y el sistema capitalista.[70][71] Su fundación, de carácter privado aunque subvencionada con dinero público[72] ha sido en ocasiones comparada con una "secta" por su "dogmatismo" en torno a Bueno y por la tendencia entre sus miembros a protegerse entre sí.[73][70]
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