Félix Máriássy (Márkusfalva, hoy Eslovaquia, 3 de junio de 1919 - Szőny, 26 de enero de 1975) fue un director de cinema húngaro.[1]
Comenzó su carrera cinematográfica como ayudante de dirección y como editor (como tal, participó en la edición y colaboró en el guion de Valahol Európában de Géza von Radványi en 1947, y en Talpalatnyi föld de Frigyes Bán en 1948.
Dirigió su primera película el 1949: Szabóné, una historia, en un tono del "realista socialista", de un trabajador que consigue ser admitido por sus colegas masculinos gracias a su cualidades profesionales. Su primera obra realmente como director continúa siendo Egy pikoló világos, producida en 1955 y galardonada con el Gran Premio del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary de 1956. También en 1955, Budapesti tavasz ilustra adecuadamente la novela de Ferenc Karinthy sobre la liberación de Budapest el 1945. Las siguientes películas los consagraron con una de las figuras más representativos de la primera generación de cineastas postguerra que participa en el renacer del cine magiar, al lado de Károly Makk y Zoltán Fábri.[2][3]
Gyula Szabó (Kunszentmárton, condado de Jász-Nagykun-Szolnok; 15 de julio de 1930-Budapest, 4 de abril de 2014) fue un actor húngaro.
Ganó dos premios Mari Jászai, y apareció en cuarenta películas entre 1953 y 2002. Es más conocido por aparecer en películas como Ifjú szívvel (1953), Kiskrajcár (1953), Hintónjáró szerelem (1955), Egy pikoló világos (1955), Kölyök (1959), Két emelet boldogság (1960), A tizedes meg a többiek (1965), Hahó, Öcsi! (1971), Defekt (1977), y A Hídember (2002).
Murió el 4 de abril de 2014 a la edad de 83 años.[1]
Patxi Zubizarreta Dorronsoro (n. Ordizia, Guipúzcoa, 25 de enero de 1964) es un escritor guipuzcoano que escribe en euskara. Estudió Filología Vasca en Vitoria, ciudad en la que actualmente reside. Destaca como autor de literatura infantil y juvenil, especialidad en la que ha conseguido varios premios, también se ha dedicado a la traducción y a la literatura para adultos y tiene una faceta como creador de espectáculos que combinan música, imagen y literatura.[1] Está incluido en el catálogo White Ravens y en la Lista de Honor del IBBY.[2]
En la década de 1990 se distinguía entre escritores de literatura infantil y juvenil y de literatura adulta. Algunos de ellos, incluido Patxi Zubizarreta, comenzaron a acercarse desde la literatura de adultos al mundo de la Literatura Infantil y Juvenil, rompiendo las fronteras entre ambos campos.
Después de trabajar como profesor en varios centros,[3] publicó su primer libro en 1991, Ametsetako mutila (Elkar, 1991) y desde entonces ha publicado una larga serie de libros de muy diversos géneros, especialmente cuentos inspirados en el mundo tradicional.[4] Zubizarreta ha trabajado diversos géneros: realismo fantástico, ciencia ficción, libro de viajes, humor, familia, migración, amor, diversidad cultural y literatura popular. Pero el género que más ha trabajado son los cuentos. En diversas obras ha recogido con frecuencia cuentos procedentes de la tradición, enroscados en una narración principal.
En cuanto a los temas, ha priorizado el tema de la inmigración, especialmente entre el Norte de África y Europa que explica de tal forma que pueda ser entendido por el público infantil, como en el libro Usoa.[4]
Zubizarreta también se ha dedicado a traducir al euskera a autores como Abdela Taia, Naguib Mahfuz y Eric-Emmanuel Schmitt.[5]
Por otra parte, también trabaja en diversas actividades relacionadas con la escritura, como la colaboración en prensa y la participación en conferencias y recitales. Además, ha hecho un gran esfuerzo por unir música y literatura, Hamar mezu eta dei bat, 28 letra y 7 nota munduari itzulia egiteko, El vuelo de la cigüeña (Zikoinaren hegaldia), etc.[6]
En su faceta como creador de espectáculos poético musicales destaca Flying over paper/Paperean hegan que presentó en el Congreso Internacional de IBBY celebrado en Londres con la colaboración de Galtzagorri Elkartea y el Instituto Etxepare,[7] así como el espectáculo Ants, horses, elephants/Inurriak, zaldiak, elefanteak, presentado en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia.[8][9]
Su obra ha sido traducida a muchos idiomas, como el castellano, catalán, gallego, asturiano, aragonés, inglés, esloveno y coreano.
Entre su extensa obra destaca:
Jokin Mitxelena Erize es un escritor e ilustrador guipuzcoano nacido en San Sebastián el 15 de febrero de 1962.
Sus primeros recuerdos están vinculados a la capital guipuzcoana, y a la villa de Oyarzun, a donde se translada a vivir con siete años. Su itinerario formativo está vinculado a los centros educativos Haurtzaro ikastola de Oiartzun e ikastola Orereta de Renteria, donde realizó el bachillerato. Su formación universitaria se desarrolló en la Universidad del País Vasco, facultad de Bellas Artes de Leioa. Para financiar sus estudios en la universidad empezó a dibujar.[1][2]
Inició sus primeros pasos en el mundo de la ilustración elaborando material escolar para el profesorado de un centro educativo en Galdacano , Galdaoko Ikastola.
En 1985 comienza su andadura como profesor de dibujo y plástica en el centro educativo de Renteria Ikastola Orereta. Al mismo tiempo inicia su colaboración profesional con el escritor y cuentista de Oiartzun Pello Añorga. Dicha colaboración se extiende en el tiempo superando los treinta títulos publicados: Adio, adio!, Ahulerio, Ama erraldoia, Haur zeru-lurtarra, Pottoko y Zupankapaloak, entre otros.[1]
En 1995 se traslada de forma permanente a Alemania, abandona la enseñanza y se dedica a la labor de la ilustración por completo.[2] Colabora con diversas editoriales vascas y extranjeras (Adinkra, Aizkorri, Alfaguara, Baula, Bromera, Destino, Edebé, Elkarlanean, Everest, Kösel, Kumon, La Galera, Pamiela, SM, Susaeta, etc.), no solo como ilustrador , también como escritor de literatura infantil.[3][4]
Miembro de la Agencia Pencil de Ilustradores, de la Asociación de Ilustradores Vascos y de la Asociación Galtzagorri, de la cual destaca su apoyo y la labor realizada en cuanto a organización de cursos, publicaciones, etc.[5]
En palabras de Pello Añorga “Los dibujos de Jokin conforman una línea expresiva y narrativa, ovilladas con líneas gruesas y delgadas, con gestos vivos y dinámicos, que buscan un punto de humor. Llevan siempre el sello personal del autor".[1]
El autor describe su propio estilo: “Preparo muy poco con antelación. Dibujo sobre una idea general. Normalmente no hay boceto ni preparación previa. Para bien o para mal los dibujos están hechos directamente. Para los que prefieren un estilo limpio puede resultar algo caótico, para los partidarios de la expresividad por el contrario, resultan frescos y directos”.[5]
Sobre la preferencia sobre el dibujo a mano o digital, trabaja a la antigua, prefiere trabajar a mano. Algunas partes son digitales, pero intentando que no se note en el resultado final.[5]
La manera de colaborar con el autor varía, algunos saben lo que quieren desde el principio, otros dejan libertad al ilustrador. Para Mitxelena lo más complicado es encontrar el registro adecuado a partir del texto que ha recibido, la manera de abordar el trabajo. Cada registro necesita un tono particular desde el punto de vista del dibujo, y ese es el trabajo más arduo para el autor en algunos casos.[5]
Sobre el tándem formado con el autor Pello Añorga desde hace 25 años, cuya trayectoria sigue siendo fructífera, abordan el trabajo de una forma similar. Pello Añorga comienza con la elaboración del texto, pero el proceso de darle forma lo hacen en común de manera que ambos sugieren cambios en sus respectivas labores.[6]
Refiere como dificultad el proceso de entenderse con el autor o el editor, porque si tienen una idea muy fija algunas veces surgen malentendidos.[5]
Tradicionalmente la industria editorial ha identificado la ilustración con la literatura infantil.
El autor realiza una distinción los adultos y los niños a la hora de valorar como perciben la ilustración unos y otros. Para los adultos la ilustración es un ejercicio intelectual mientras que los niños, de forma diferente, perciben la ilustración como algo más sensorial, que entra por los sentidos directamente a las tripas y les sale por los ojos.
Los libros ilustrados para adultos suelen ser ediciones especiales de lujo, para un público reducido, en pequeñas ediciones que suelen resultar caras, poco pagadas a los ilustradores. En el mundo de la ilustración para adultos confluyen en opinión del autor todas las desventajas del oficio.[5]
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